¡Europa, protege a quienes huyen de la guerra!

Actualización: 15 de marzo de 2022

El 3 de marzo, las carteras de Interior de toda Europa decidieron por unanimidad activar la directiva de protección temporal por primera vez en la historia. La ciudadanía ucraniana y las personas de fuera de la UE que viven en Ucrania y no pueden regresar a su país de origen en condiciones de seguridad recibirán sin dilación permisos de residencia en Estados de la Unión. Gracias a esto, podrán conseguir trabajo y recibir asistencia sanitaria. Es un triunfo colosal para todas las personas obligadas a desplazarse, estén donde estén. Sin embargo, a menos que los Gobiernos nacionales tomen cartas en el asunto, sigue habiendo algunos casos que no estarán cubiertos por la directiva; por ejemplo, estudiantes de otras naciones y trabajadores temporales. Tampoco podemos olvidar que, de momento, hemos conseguido una victoria sobre el papel, pero la clave está en las medidas que tomen los países de la UE para llevarlo a la práctica. Tenemos que asegurarnos de que Europa protege a TODAS Y CADA UNA de las personas que huyen de una guerra.

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Mañana por la mañana, las carteras de Interior de toda la Unión Europea se reunirán para definir un plan común que permita ayudar a los refugiados que llegan desde Ucrania.

Podrían tomar la decisión de aplicar una ley que nunca antes se ha invocado y que serviría para que quienes solicitan asilo tuvieran libertad de circulación en la UE, derecho al trabajo y acceso a alojamiento y servicios vitales¹.

Necesitamos que 15 de los 27 ministros del Interior voten a favor de esta medida. Hay muchos motivos para ser optimistas y sabemos que la iniciativa cuenta con un gran respaldo, pero no podemos dar nada por sentado.

Desde que Rusia invadió Ucrania, más de 500 000 personas han abandonado el país². Quienes se agolpan en las fronteras no son solo nacionales ucranianos, sino también estudiantes extranjeros y personas que habían solicitado asilo en Ucrania, entre otros. Europa tiene que proteger a todo el mundo independientemente de la nacionalidad o el color de la piel.

Eso implica no solo otorgar el derecho a vivir y trabajar en la UE, sino también eliminar las trabas para llegar hasta aquí, como la obligación de llevar pasaporte. Mucha gente no ha salido nunca de su país, así que no tiene pasaporte. Además, hay que garantizar que las personas extranjeras y las racializadas no reciban un trato distinto³.