La Comisión Europea está promoviendo un aumento de la minería industrial intensiva en toda Europa, y a nivel global. Para tal fin, ha creado un plan para que los fabricantes de coches y las grandes industrias mineras de Europa puedan beneficiarse de cuantiosas ganancias. Calificando su plan como “verde”, espera que nadie se percate del engaño.
Junto con el lobby minero [i], la UE ha elaborado una lista de 34 materias primas necesarias para la llamada “Transición Energética”, llegando a etiquetar a 16 de ellas como “estratégicas” [ii] [iii]. Acto seguido, ha creado una ley para acelerar su extracción, llamada Ley de Materias Primas Críticas [iv], a la cual está previsto que el Parlamento Europeo y los Ministros de Industria de los Estados Miembros de la UE den luz verde en cualquier momento antes del fin de este año.
Las minas modernas son muy diferentes de lo que muchos piensan. Se trata de operaciones industriales a gran escala que desplazan cada vez más a comunidades, destruyen grandes superficies naturales como bosques o tierras agrícolas y contaminan el agua y el aire, creando gigantescos depósitos de residuos tóxicos. Dependen del uso de enormes cantidades de productos químicos tóxicos para su procesamiento, que pueden filtrarse al medio ambiente, y lo han hecho, causando numerosos y duraderos daños [v]. La minería para la transición "verde" no es diferente. En todo caso, es más peligrosa porque las perturbaciones climáticas como las inundaciones repentinas y las sequías acentúan los accidentes, haciéndolos más frecuentes y menos controlables.
la UE y la industria minera han planteado con mucho cuidado esta nueva legislación, pues son conscientes de que sus actos provocarían resentimiento y llevarían a alzamientos sociales por parte de las comunidades y ciudadanía afectadas. Así, su propuesta de ley impone un proceso para acelerar la concesión de permisos y limita la participación pública y el derecho a un juicio justo [vi]. Si esta propuesta se convierte en ley, las nuevas minas pueden ser declaradas de “importancia estratégica”, lo que significaría violar los derechos humanos y las leyes locales, así como expropiar a comunidades que buscan proteger su medio ambiente, sin ningún tipo de repercusión legal para el lobby. Los proyectos también podrían acabar aprobándose bajo etiquetas de certificación [vii] sin validez ni legitimidad que no respetan los acuerdos internacionales [viii]. Y por si eso no fuera suficiente, la Comisión Europea también puede agregar nuevos materiales a la lista según lo considere necesario.
Respetar tanto los derechos de las poblaciones locales e indígenas como los de la naturaleza y el medio ambiente es vital para una transición energética justa, pero la industria minera los está poniendo en peligro. Debemos respetar el derecho de las comunidades y las personas individuales a expresar su opinión, ¡sobre todo su derecho a decir que NO! [ix] Una transición que no aborda la problemática del consumo insostenible de materias primas de Europa y no prioriza la reducción de la producción [x] y los límites de la riqueza, una transición que no considera soluciones reales a medio y largo plazo, no puede considerarse “verde” [xi].
¿Y qué ocurre con los espacios naturales que tanto apreciamos? La ley no excluye que puedan explotarse áreas protegidas por figuras como la Red Natura 2000, así como tampoco protege las profundidades del mar ni el Ártico de convertirse en nuevas y enormes excavaciones mineras. La minería nunca debería llevarse a cabo en áreas protegidas, comunes o sagradas [xii]. Cuando nuestros recursos naturales como el agua, corren peligro en aras de las ganancias corporativas, ¡todos deberíamos preocuparnos!
Pero no todo está perdido.
¡Las comunidades y la ciudadanía de toda Europa y Sudamérica que ya se enfrentan a turbias propuestas mineras revestidas de “verde” se están levantando! Se resisten con firmeza, pero si queremos poner fin a esta ley antes de que sea demasiado tarde, debemos ser muchos y hacer aún más ruido.
Tenemos un plan.
La próxima primavera, la ciudadanía europea acudirá a las urnas para elegir un nuevo Parlamento Europeo. Esto significa que los parlamentarios no tienen más remedio que escucharnos. Esta es nuestra oportunidad. Si les decimos hoy que queremos que rechacen la Ley de Materias Primas Críticas, les estamos enviando un mensaje alto y claro de que queremos que garanticen que no se violarán los derechos humanos y ambientales en favor de la minería intensiva industrial.
Tendrán que escoger: Rechazar la Ley antes de que se apruebe definitivamente a finales de este año 2023, o arriesgarse a ser sustituidos.
Firma la petición y hazles saber que deseas ver una transición verdaderamente justa en la que las personas y la naturaleza estén por encima de las ganancias y la minería.
Este es el momento de la verdad.
