Porque nuestro planeta es azul

- A António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas
- A Emmanuel Macron, Presidente de la República Francesa, Coanfitrión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025
- A Rodrigo Chaves Robles, Presidente de la República de Costa Rica, Coanfitrión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025
- A todos los Jefes de Estado y de Gobierno representados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025
Esta es una petición de [% inititator_name %]
Petición
El océano se ve cada vez más amenazado, degradado o destruido por las actividades humanas.
Para invertir la tendencia, pedimos a los gobiernos del mundo que adopten, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos de 2025, seis medidas -como se especifica en la declaración de OceanCare "Porque nuestro planeta es azul"- que deben aplicarse de inmediato a escala mundial, regional y nacional:
1. Prohibir la prospección de petróleo y gas en alta mar y abandonar de forma progresiva pero urgente las actividades de extracción de hidrocarburos actualmente existentes;
2. Aplicar medidas obligatorias para reducir la velocidad de los buques;
3. Prohibir la pesca destructiva, como la de arrastre de fondo;
4. Adoptar normas mundiales para acabar con la contaminación por plásticos, abordando todo su ciclo de vida;
5. Acordar una moratoria mundial de la minería en aguas profundas;
6. Garantizar la protección efectiva de los hábitats marinos y aplicar medidas de conservación marina para restaurar los ecosistemas dañados por las actividades humanas.
¿Por qué es importante?
Quienes nos gobiernan se han comprometido a atajar la crisis climática y a proteger la biodiversidad para 2030, y la Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas de 2025 es nuestra oportunidad de hacerlo realidad [1]. La ciudadanía de todo el mundo pide actuaciones urgentes, entre ellas, establecer límites de velocidad obligatorios para los barcos.
Las colisiones con embarcaciones matan ballenas a ritmos alarmantes. Solo en el Mediterráneo, estos choques son la principal causa de muerte causada por seres humanos para especies como el rorcual común y el cachalote, ambas especies en peligro de extinción. Las elevadas velocidades a las que navegan los barcos en la actualidad aumentan significativamente el riesgo de colisiones, que casi siempre acaban en muerte paras estos animales [2].
Pero la navegación comercial tiene otros impactos, además de los accidentes con cetáceos. En algunas áreas la contaminación acústica que produce se ha duplicado cada década desde hace 60 años, creando una niebla acústica submarina que impide a las ballenas comunicarse, encontrar alimento y orientarse [3].
Ni siquiera las zonas marinas protegidas ofrecen protección adecuada, ya que no se siguen las recomendaciones de velocidad, por ser voluntarias. En el Mediterráneo noroccidental, hábitat de los rorcuales comunes y los cachalotes, el 80% de los barcos mercantes siguen viajando a velocidades peligrosas, por encima de los 10 nudos [4]. Sin límites obligatorios, estas zonas «protegidas» seguirán siendo trampas mortales para las especies amenazadas de ballenas.
Solo con reducir estas velocidades entre un 10% y un 20% se podrían reducir las colisiones mortales hasta el 78% y el ruido submarino hasta un 67%, con el consiguiente beneficio tanto para la vida marina como para los objetivos climáticos [5].
Tenemos al alcance de la mano las soluciones para proteger de verdad el océano. Solo necesitamos que quienes tienen capacidad de decisión las apliquen.